El chupón tiene cosas buenas: tranquiliza a los niños (por algo les dicen pacificadores), reducen un poco el riesgo de muerte de cuna (síndrome de muerte súbita infantil) y en algunos niños evita que se chupen el dedo (hábito más difícil de quitar). Y a pesar de la mala fama que tienen, su uso no parece ser un obstáculo para la lactancia y no produce alteraciones dentales (a menos que sigan usando el chupón más allá de los 2 o 3 años). 

El problema viene cuando es hora de “colgar el hábito”. Si se le quitó el chupón al niño antes del año es una gran victoria. Pero qué pasa cuando pasan los días, las semanas, los años… y no nos animamos a quitárselo. A medida que pasa el tiempo se vuelve más difícil. Así que aquí van algunas ideas, métodos, o conspiraciones para lograrlo:

La conspiración fantasiosa

El niño en edad preescolar tiene una gran imaginación. ¿Por qué no sacarle jugo? Puede usarse a Santa Claus o al “ratón de los dientes” como cómplices. Se puede ir preparando al niño diciéndole que cuando sea Navidad, Santa Claus quiere llevarse la carta junto con el chupón, para poder traerle regalos de niño grande (o mediano, si el niño no quiere ser grande). Incluso Santa le puede dejar una carta al niño anunciándole esto, antes de que él ponga la suya. O se puede aprovechar que al hermano mayor se le está cayendo un diente para decirle al menor que cuando venga el ratón por el diente de su hermano también se llevará su chupón. Y así como al hermano, el ratón le dejará dinero a cambio.

El trueque comercial

De nuevo, conspiración. Se puede preparar al niño diciéndole que en el súper hay algún juguete que le gusta, pero que en vez de comprarlo con dinero, solo lo venden a cambio de chupones. Previo a esto, se puede hablar con la cajera del súper para que haga su papel y al momento de pagar ella reciba el chupón (aunque en realidad los papás estén pagando). Esto puede irse anunciando días antes, para ir “mentalizando” al niño. El niño saldrá con el juguete que le gusta y el chupón se quedará en el súper.

El método de la curita

Método radical en el cual, similar a cuando te arrancas una curita, simplemente le dices al niño que hoy es el último día del chupón. Este método está reservado solo para padres que aguantarán el llanto prolongado después de arrancar esta “curita”.

La reducción del lote

Muchos niños tienen varios chupones. Hasta saben el cajón en el que se encuentran. Si se les cae al piso, están bien educados para no volver a metérselo a la boca porque está sucio, así que fácilmente van al cajón y escogen uno limpiecito. Este método implicaría ir eliminando cada chupón que se ensucia hasta quedarse en cero.

La teoría de la pachicleta

Otro método de reducción. En este se le enseña al niño cómo se va acabando una paleta de dulce a medida que se va chupando y luego se le explica que eso mismo pasará con su chupón. El truco aquí es que todas las noches, cuando se duerma el niño, se le corte un pedacito al chupón con tijeras (como si se fuera acabando por los chupetes del día). En algunos niños funcionará desde el inicio porque al succionar ya no tendrán la misma sensación de cuando el chupón estaba íntegro. Otros niños se resistirán hasta que ya no quede nada de mamila en el chupón. Pero MUCHO CUIDADO con este método y con cómo se corta el chupón. Si queda alguna pieza suelta existe el riesgo de que el niño se atragante y eso es mucho, mucho peor. Lo que se pudiera hacer es decirle, después de cortarlo, que por tanto uso el chupón ya se dañó y se tiene que tirar a la basura.

El festival de despedida

Para este método se fija una fecha en un futuro cercano (días) y se le explica al niño que se acerca el día para decirle adiós al chupón. El día de la despedida se puede hacer una fiesta, con o sin regalo de niño grande por el evento y entregar el chupón a alguna persona ajena a la familia para que se lo lleve. O se puede atar el chupón a un globo de helio y verlo volar.

La receta médica

¿Por qué no echarle la culpa al pediatra? En la próxima cita, el pediatra puede darles una receta diciendo que el niño ya no puede usar el chupón. Cada vez que lo pida, se le enseña la receta del doctor. Lo malo de esto son las represalias posteriores hacia el doctor, pero no se preocupen, nosotros nos las arreglamos.

Al final, debemos considerar dos cosas:

  1. ningún método es el más fácil o el infalible, depende de la familia y del niño. El secreto es disciplina y cariño.
  2. la decisión final de dejar el chupón generalmente no es del niño sino de los padres. Así que hay que armarse de valor.

Si necesitas más ideas, consulta pediatrica.org.