Opinión

LA TRAICIÓN DE LOS DEDOS| TRANSPARENCIA COMO BOTÍN, NUNCA COMO VOCACIÓN

Resistir la tentación de repartirse a la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública, como si fueran dos ladrones que acabaran de robar el oro de McEwen Minning, no les fue posible a los grupos parlamentarios de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional que al seno del Congreso del Estado consumaron un despojo […]

Resistir la tentación de repartirse a la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública, como si fueran dos ladrones que acabaran de robar el oro de McEwen Minning, no les fue posible a los grupos parlamentarios de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional que al seno del Congreso del Estado consumaron un despojo descarado y cínicamente reconocido.

 

Tampoco pudieron los diputados del PRI y PAN ir más allá de la conducta que ellos mismos le criticaron a los gobernadores en turno cuando estos tenían en sus manos la decisión final de quién sería o no comisionado de la CEAIP, pesando más el interés por la opacidad que la vocación por la rendición de cuentas. Usaron la misma artimaña de partir en dos el trofeo de caza, y se lo adjudicaron por partes iguales.

¿En qué sociedad ocurre que los representantes populares se apropien de las trincheras ciudadanas para convertirlas en sucursales partidistas, a contrapelo de la tendencia nacional para independizar del Gobierno a los órganos responsables de vigilar la cosa pública?  En Sinaloa ha acontecido; anótese el 14 de septiembre de 2015 como otra fecha negra agregada a la larga noche de la desfachatez legislativa.

De una manera burda, traicionera y alevosa, los diputados del PRI y PAN dilapidaron la confianza que había ganado el proceso de selección de comisionados de la CEAIP, fe pública obtenida por la participación de una comisión ciudadana de acompañamiento y, por primera, vez quedando a cargo del Congreso la votación para designar al mejor. Al final, los voraces volvieron a cenar.

Cuál es la diferencia en que a los dos nuevos comisionados los hubiera designado el gobernador. Ninguna. La 61 Legislatura consumó otro atraco a la sociedad, quitando la posibilidad de que quedaran en esos cargos los más aptos, los que tenían mayor posibilidad de autonomía; las bancadas panita y priista prefirieron ser beneficiarios al convertirse en agencia de colocaciones de sus huestes partidistas, pudiendo ser–pero no quisieron–actores del fortalecimiento democrático de Sinaloa.

Y en defensa propia alegan que son acuerdos propios de la práctica legislativa. No señores, estas son rapiñas consensuadas entre mafias políticas.

Tal vez hoy han saciado sus apetitos partidistas, pero recuerden sus argumentos absurdos cuando la sociedad se decida a inscribir sus nombres en el muro de la  ignominia. Nunca olviden que votaron con los dedos, nunca con la razón.

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