No sé si a ustedes, pero a mí me molesta sobremanera que Culiacán aparezca entre las ciudades más inseguras y violentas de México, cuando es una absoluta falsedad: Culiacán no es así.

A decir verdad, las ciudades son su gente y los culichis somos gente abierta y alegre, sencilla y sin dobleces, lo que pasa es que como ocurre en todas partes uno debe hacer lo que ve, por ello el visitante aquí puede andar a sus anchas por las calles siempre y cuando no use el claxon, porque alguien se puede ofender y le pondría un buen balazo o mínimo una madriza, por provocador; de igual manera, es conveniente conducir siempre despacio (mientras no traiga a nadie con prisa atrás) y nunca rebasar a nadie, pues puede lastimar susceptibilidades y llevar la situación al mismo punto: plomo o trompones.

En Culiacán ya contamos con excelentes restaurantes, a donde podemos asistir con toda la familia y si tenemos suerte, nuestra visita puede coincidir con la de algún buchón que pagará la cuenta de todos los comensales, nada más habrá que entregarles los celulares a sus guaruras y no moverse del sitio hasta que no se vayan ellos, pero si la agarran larga… ¿quién le hace el feo a una amanecida pisteando y tragando?

Para la vida nocturna contamos con muchos muy buenos antros, para el visitante de fuera es conveniente asistir en grupos de hombres y no invitar a bailar a ninguna muchacha, tampoco deben quedarse viéndolas fijamente ni decirles nada, porque las mujeres culichis son muy hermosas, mientras más hermosas más cirujeadas y por lo mismo más atractivas, porque suelen tener un patrocinador que acostumbra ser celoso, poderoso y matón; mejor vayan a un antro gay y bésense entre ustedes, que aquí en Culiacán basta con alejarse de los problemas para no verse metido en ellos. De hecho, hay que esconderse para que no los encuentren.

Culiacán de noche es zona de oportunidades para la mejor convivencia, pero mientras más tarde sea sí es conveniente tomar algunas precauciones, pues para entonces ya están operando los retenes policiacos y esos sí son cabrones, salvo que usted haya tenido el buen tino de rentar un buen carro, como un Hummer o una limusina Cadillac (aconsejables los vidrios polarizados), entonces podrá contar hasta con servicio de escolta con torretas prendidas y todo lo demás, sin olvidar el derecho ciudadano a atropellar mínimo un ciclista y dos peatones sin que nadie le diga nada.

Enumero solo una parte de los muchos atractivos que ofrece nuestra capital, pues viene un nuevo gobierno que ojalá y sí sepa aprovechar nuestras numerosas ventajas competitivas para convertirnos en polo de atracción turística, que no entiendo por qué no lo somos ya, como si nos hiciera falta algo más.

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