Deportes

Alemania no es invencible | El juego de la muerte (Parte 2)

“Cuando fueran destruidos debería ser en la cancha de futbol frente a sus aficionados, y sus destructores debían ser alemanes”. —Andy Dougan. Dynamo. En plena Segunda Guerra Mundial, durante la invasión nazi a la Unión Soviética, un modesto equipo ucraniano venció a todas las escuadras que el ejército alemán les puso enfrente. Death Match. El […]

“Cuando fueran destruidos debería ser en la cancha de futbol frente a sus aficionados, y sus destructores debían ser alemanes”.

—Andy Dougan. Dynamo.

En plena Segunda Guerra Mundial, durante la invasión nazi a la Unión Soviética, un modesto equipo ucraniano venció a todas las escuadras que el ejército alemán les puso enfrente.

Death Match. El póster del segundo encuentro entre el FC Start y el Flakelf tenía dos cosas curiosas: el anuncio de que la escuadra alemana se había reforzado, pero no hacía mención de ninguno de los nuevos jugadores, a diferencia de la plantilla de los ucranianos que aparecía completa; y como agregado y recordatorio, la palabra Revancha se destacaba para caracterizar el partido. La entrada costaría cinco rublos.

Los jugadores del FC Start eran considerados prisioneros de guerra y sometidos a las restricciones que ello implicaba. Debían trabajar sus turnos completos en la panadería, que a veces se extendían hasta por doce horas, estaban sujetos al racionamiento de alimentos y no contaban con el equipo adecuado para jugar al futbol. La escuadra del Flakelf, por el contrario, estaba bien alimentada, físicamente preparada, descansada y reforzada.

El día del partido todos sabían lo que estaba en juego. Según el recuerdo del goleador Makar Goncharenko, antes de iniciar el encuentro se presentó en el vestidor del FC Start el árbitro vestido en uniforme alemán y tras invitarlos a jugar respetando las reglas, les dijo que esperaba que saludaran a los contrarios a la manera nazi.

Los equipos salieron al campo y se alinearon para la ceremonia inicial. Los del Flakelf extendieron el brazo derecho y exclamaron Heil Hitler; cuando fue el turno del Start, sus jugadores levantaron los brazos pero en seguida cerraron el puño y lo pegaron al pecho mientras gritaban FitzculHura, una expresión ucraniana que significa algo así como larga vida al deporte.

El partido fue muy duro. En las acciones iniciales, el portero Nikolai Trusevich sufrió una conmoción tras un encontronazo con un delantero del Flakelf, que por supuesto no fue marcado como infracción. Trusevich permaneció en el juego pues en esa época los cambios no estaban permitidos. Los alemanes aprovecharon el desconcierto de los ucranianos y abrieron el marcador.

El encuentro continuó siendo ríspido pero poco a poco los jugadores del Start comenzaron a tomar el control debido a su técnica y juego de conjunto. Al medio tiempo ya ganaban tres goles a uno y el marcador final fue de cinco a tres en favor de los locales. Nadie fue fusilado al finalizar el partido e incluso existe una foto tomada al finalizar la contienda.

La temporada de 1942 cerró el 16 de agosto, con un encuentro similar al que le dio inicio: los equipos ucranianos FC Start y Rukh jugaron otra vez y de nuevo se impuso la escuadra invicta con marcador de ocho goles a cero.

La represión. Dos días más tarde, la Gestapo se presentó en la fábrica de pan y comenzó a arrestar a los futbolistas del Start, a quienes llevó a la cárcel para ser interrogados. Varios de los jugadores estaban convencidos que el entrenador del Rukh, Georgi Shvetsov, los había denunciado en represalia porque la NKVD, la policía secreta soviética, era patrocinadora del Dynamo de Kiev, fuente de la mayor parte de los miembros del FC Start.

Los ocho jugadores arrestados, después de tres semanas de interrogatorios, fueron llevados al campo de concentración Syrets, a las afueras de la ciudad, y sometidos a trabajos forzados reparando calles, zapatos e instalaciones eléctricas para los nazis. Seis meses después de su arresto, Nikolai Trusevich, Olexi Klimenko e Ivan Kuzmenko fueron ejecutados junto a un grupo de prisioneros el 24 de febrero de 1943. Sus cuerpos fueron arrojados a las fosas comunes.

En 1974, la fiscalía de Hamburgo abrió una investigación sobre el Juego de la Muerte y lo cerró dos años después debido a la falta de colaboración de las autoridades soviéticas. En 2002, el gobierno de Ucrania informó a la fiscalía alemana sobre el inicio de una nueva indagatoria, por lo que el caso fue reabierto. En 2005 el caso fue cerrado finalmente porque no se pudo encontrar ninguna conexión entre el juego y la muerte de los futbolistas, además de que, para ese entonces, ninguno de los probables responsables de las ejecuciones seguía vivo.

Lee la primera parte dando click aquí.

Comentarios

Reflexiones

Ver todas

Especiales

Ver todas

Suscríbite al nuestro boletín