Stanley Martin Lieber, mejor conocido por el mundo como Stan Lee, falleció este lunes 12 de noviembre, casi un mes antes de cumplir 96 años de edad. Esta es la historia de cómo lo conocí.

“Por una vez quise escribir historias que no insultaran la inteligencia de un lector mayor, historias con una caracterización interesante, un diálogo más realista, una trama que no se hubiera reciclado mil veces antes”.

—Stan Lee.

En el verano de 2003 la ciudad de San Diego fue anfitriona de su tradicional convención internacional de historietas, la famosa Comic-Con. Originalmente era una reunión entre fans que intercambiaban y compraban cómics y toda clase de mercancía relacionada con ellos. Además, podían conocer a sus escritores y dibujantes favoritos.

Pero con los años, gracias a la influencia de las historietas en la industria del cine y los videojuegos, la convención cambió a tal grado que los cómics no ocupan la mayor parte de los espacios de la exhibición. Hoy en día la Comic-Con está dominada por la presentación de las series y películas de superhéroes, ciencia ficción, misterio, fantasía, a las que acuden los actores y directores para felicidad de sus fans.

Al mismo tiempo que la intensa actividad que se desarrolla en el piso del salón principal, donde desfilan infinidad de cosplayers y aficionados, existen otros eventos que ocurren dentro del edificio del Centro de Convenciones de la ciudad. Durante los cuatro días que dura la Comic-Con, de jueves a domingo, se programan conferencias, mesas redondas, charlas y talleres sobre temas vinculados a los cómics.

En esa ocasión, viajamos a San Diego a disfrutar dos días de la Comic-Con. La noche del miércoles que se celebra la llamada Preview Night, o sea, una oportunidad para echar un vistazo más íntimo y platicar con varios creadores antes de que inicie la locura de la convención y que se daba a quienes habíamos comprado los pases para los cuatro días; y el viernes, día en que pretendíamos asistir a la cena de gala donde se entregan los Eisner, el premio más prestigioso de la industria norteamericana del cómic.

Para el viernes 18 de julio hicimos todo un plan. Además de ver y comprar cómics, Georgina, mi hermana, quería el autógrafo de Neil Gaiman; bueno, yo también si vamos a confesarlo todo; mi hijo rogó que le comprara un muñeco de Godzilla que en ese momento no estaba de moda y era una lata encontrar algo de él ¿o ella? También queríamos asistir a la presentación de la película Mirror Mask por su director Dave McKean y su guionista, el tal Gaiman. Por último, como también iba mi amigo y compañero lochero, el Paquiro, decidimos acudir al panel anual que se realiza para rendir tributo a Jack Kirby. Salón 8, de once y media a una de la tarde.

Kirby fue el artista detrás de los personajes más importantes de Marvel, cocreó a Captain America, Fantastic Four, Avengers, Thor, Iron Man, Black Panther, X-Men. Sin embargo, a pesar de que Kirby llegó a producir las páginas de cinco cómics mensuales a la vez, no ganaba lo mismo que Stan Lee y no era tan popular como él. Kirby no estaba a gusto en Marvel. En 1970 no aguantó más y se fue a trabajar con la competencia. Aunque a los años regresó a Marvel, la relación de Kirby y Lee estaba dañada.

Stan recuerda en su biografía: “Era consciente de que había personas que, por el motivo que fuera, continuamente le decían que Marvel se aprovechaba de él, que no lo apreciaba lo suficiente, que no le daba suficiente crédito por lo que hacía. Desafortunadamente, cada vez que alguien se sentía infeliz con Marvel, yo era el tipo a quien culpar”.

El panel de 2003 estuvo integrado por Larry Lieber, hermano de Stan, Sal Buscema, Mike Royer, Wendi Pini, Stan Goldberg, todos ellos artistas de cómics, Michael Chabon, escritor ganador del Pulitzer y Mark Evanier, antiguo asistente de Jack Kirby. Además, entre el público había miembros de la familia.

Y de repente, de entre los pasillos ocultos que ayudan al funcionamiento del Centro de Convenciones, apareció Stan The Man Lee y caminando con rapidez se incorporó a la mesa ante el asombro de todos quienes asistimos. Saludó a la familia Kirby, después a los panelistas y con su característico entusiasmo, comenzó a platicar anécdotas de la época dorada del bullpen de Marvel.

Su intervención no estaba planeada y tampoco fue anunciada previamente. No eran años en que uno echara mano de Face o Twitter para dar a conocer la noticia, así que muy pocos se enteraron de lo que ocurrió en ese momento. Y como siempre, Stan se robó el show.