Tema de la Semana | Seguridad vial, prioridad ¿para quién?
No es extraño que una ciudad como Culiacán, la cual posee uno de los mayores índices de autos per cápita del país, también ostente el lamentable primer lugar nacional en muertes por percances viales. Tal parece que la velocidad, el andar acelerados, atrabancados, se ha insertado en nuestra psique colectiva como una bomba autodestructiva que […]
No es extraño que una ciudad como Culiacán, la cual posee uno de los mayores índices de autos per cápita del país, también ostente el lamentable primer lugar nacional en muertes por percances viales. Tal parece que la velocidad, el andar acelerados, atrabancados, se ha insertado en nuestra psique colectiva como una bomba autodestructiva que cada tanto explota para recordarnos la gran labor pendiente en la construcción de una sociedad de paz.
No existen las casualidades, solo las causalidades.
Apenas este 11 de junio el laboratorio de movilidad Mapasin emprendió la campaña de concientización vial #CirculaSeguro.
Mediante acciones como rodadas, activaciones, talleres y conferencias el organismo busca promover la seguridad vial al tiempo que informa a ciclistas, automovilistas, motociclistas y peatones sobre los derechos y obligaciones que tienen al circular por la ciudad.
La campaña dio inicio ese lunes 11 con una activación en el semáforo de Ángel Flores y Obregón, justo en el corazón urbano y vial de Culiacán, y continuó el pasado miércoles 19 con la pega de posters debajo del puente de la plazuela Rosales llamando a la prudencia y conciencia vial tanto a conductores como a peatones.
Esa misma noche una tragedia levantó alarma entre la comunidad culichi y universitaria cuando, al ir sin luces y a exceso de velocidad, un joven motociclista de 19 años embistió a una estudiante, también de 19 años, cuando esta intentaba cruzar el bulevar Las Américas al salir de clases.
Un día después, durante la tarde del jueves 20, un ciclista de 55 años fue arrollado por el conductor de un tráiler de carga en la colonia San Rafael del sector Barrancos cuando, al dar una vuelta, este no se percató de su presencia.
Pero la tragedia vial no terminó ahí.
Al día siguiente, este viernes 21, dos jovencitas de 17 años fueron embestidas por el conductor de un camión de la ruta Huertas en pleno centro de la ciudad. En esta ocasión las jóvenes sobrevivieron, pero una se encuentra en estado grave.
Tres hechos lamentables durante tres días seguidos y en los que estuvieron involucrados tanto peatones como ciclistas, motociclistas, conductores del transporte urbano y conductores de transporte de carga demuestran que todos en Culiacán somos tanto posibles víctimas como posibles victimarios.
Y como es costumbre en una sociedad habituada a actuar por reacción, luego de la tragedia activistas y académicos salieron a reclamar mayores acciones para garantizar la seguridad vial de los culiacanenses; el rector de la UAS anunció la colocación de reductores de velocidad; e iniciando en Costa Rica, la SSPyTM anunció una serie de operativos de revisión a motociclistas en todo el municipio.
Pero mientras por un lado organismos y asociaciones civiles trabajan por una ciudad amable para ciclistas y peatones, por el otro tenemos a autoridades que siguen invirtiendo grandes cantidades de recursos en obras viales que dan prioridad al uso del automóvil.
Si bien es una realidad que la capacidad vial de Culiacán está rebasada por su gran parque vehicular, el intentar resolver esta situación con más calles, puentes y caminos para los autos solo vendrá a agravar el problema.
Y, ¿cuál es el problema? Uno de estos es el que Culiacán es una ciudad donde el automóvil sigue siendo el protagonista y, en los hechos, el dueño del espacio urbano.
Pero en el ejercicio de repartir culpas no debe dejarse de lado que buena parte de los culiacanenses no hemos asumido nuestro papel como ciudadanos activos y corresponsables de nuestra seguridad y bienestar; y no solo en el tema vial, sino en todo aquel tema que atañe a la construcción de una sociedad de paz.
Educar sobre la prevención, el respeto al peatón y medidas de seguridad vial podría parecer un esfuerzo vano para aquellos que creen que los culichis estamos condenados a tener como ídolos, como dice aquella canción de Calibre 50, “al whisky, las viejas, las armas, carreras, la velocidad”.
Pero por más que nos cueste creerlo, recogemos lo que sembramos y durante esta semana Culiacán recogió la sangre de tres de sus ciudadanos, el dolor de otros dos y el desconsuelo de sus familiares ante el conocimiento de que cada día miles de culiacanenses iniciamos el día subiéndonos a nuestros vehículos sin tener en cuenta que en nuestras manos y nuestras decisiones están la vida y la seguridad de todos aquellos con los que compartimos la ciudad.
Porque la velocidad, el descuido y la irresponsabilidad también son actitudes violentas y mientras sigamos pensando que todo esto no son más que accidentes aislados, podremos seguir eludiendo cualquier tipo de responsabilidad.
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