Antes de la pandemia Vanessa Casado decidió emprender un negocio de repostería oriental en colaboración con el Chef Omar Cruz, proyecto que comenzó desde casa con el nombre de PANDO Pan Japonés. La idea fue aprovechar que eran los únicos con la oportunidad de trasladar el concepto, receta original e indumentaria para elaborar el pan japonés.

A tres años de haber iniciado, la empresa sigue en crecimiento y constante evolución. La labor que hacen como marca para mantenerse a la vanguardia es implementar productos en su menú para cada celebración, como en fin de año las galletas coreanas de jengibre para armar y decorar cabañas y trenes navideños.

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Vanessa Casado dijo que la finalidad de estos productos se inspiró en promover la unión de familia en un momento muy difícil, crear un producto lúdico que ayudara a disminuir el estrés por una crisis sanitaria. Ahora, en su segundo año de lanzamiento sienten satisfacción de ver que gustó, que se cumple con el propósito del producto.

“Decidimos hacer un menú porque el pan es muy versátil y muy noble, es una textura de algodón, con un sabor muy delicado, que tiene muy buen maridaje con muchas cosas. Evolucionamos con el concepto y en la idea de crear novedades, sabores y productos nuevos, sacamos lo que son Kyabin y Kunren”, explicó Vanessa.

El set de galletas para armar y decorar se prepara con una receta especial que aporta un sabor rico, pero con la firmeza necesaria para poder armar los “juguetes comestibles” y brindar una experiencia completa entre interacción y deleite.
“El set incluye todo para ser decorado, todo se trabaja a mano, en la confitería se cuida que sean dulces que puedan manipular incluso menores de tres años, cuidamos mucho ese detalle. Los nombres son orientales, retomamos todo conceptualizado de Japón. Viene la cabaña, el reno, trineo, mono de nieve y árbol de navidad; confitería y glaseados”, detalló.
Vanessa refirió que en PANDO Pan Japones les encanta dar un giro al menú, presentar cosas nuevas siempre apegados a la repostería oriental, porque la consideran muy artística, con técnicas poco recurrentes de la repostería mexicana, conceptos ligeros, pero de mayor producción, sin conservadores, sulfatos, ácidos o levaduras.

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Al año de que la empresa inició, tienen que enfrentar el gran reto de una crisis sanitaria, pero deciden verlo como una oportunidad y apuestan por la innovación empresarial. Al pensar en el confinamiento, surge la idea de este producto interactivo que se disfruta en familia y lo lanzan al comenzar diciembre.

“Por fortuna crecimos dentro de la situación pandémica, porque nos benefició que la gente prefirió el postre en casa. El año pasado tuvimos una venta aproximada de 300 cabañas y para este año la estimación es de entre 300 a 500 piezas”, señaló.

Para socializar el producto, la estrategia a la que recurrieron el año pasado fue hacer un concurso que concluyó el 6 de enero, para que los niños mandaran su video armando sus cabañas. Este año, participaron en bazares emprendedores y realizaron concursos de armar cabañas.

“Es un espectáculo, nos encanta que se emocionan mucho, empiezan a comerse los productos, los papás se estresan, andan corriendo queriendo armar las casas, pero terminan disfrutando. Es algo padrísimo, los ganadores no son quien la armo mejor sino quién le puso más empeño, aunque estén las casas demolidas”, contó.
Ver que la función del juego se cumple les da mucho gusto, que ayudan papá y mamá, la emoción de los niños, la alegría que proyectan en las fotografías que mandan. Vanessa Casado destacó que es lo que les inspira a seguir creando con amor y a seguir con el mismo concepto.