Algo que debería atraer la atención de la población en estos momentos en que es distraída con el estridente tema político, es lo que está ocurriendo en la economía mexicana porque le pega directamente al bienestar de las familias con la inflación que sigue superando récords al llegar en marzo al 7.45 por ciento, acercándose al nivel más alto que reportó en enero de 2001 cuando se ubicó en 8.11 por ciento, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Aunque al realizar las compras propias del consumo familiar la gente lo está viviendo en carne propia, el alza de algunos productos como el limón, aguacate y gas doméstico supera límites y capacidad de asombro mientras el gobierno sigue firme en el “no pasa nada” y dedica el tiempo y recursos públicos en estrategias para cultivar la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador siendo éste el caso de la consulta para la revocación de mandato que se realizará el domingo.

El reporte del INEGI del 7 de abril informa que los productos y servicios que aumentaron de precio y tuvieron mayor incidencia en la inflación general fueron el gas doméstico LP, gasolina de bajo octanaje, transporte aéreo, huevo, tortilla de maíz, aguacate, servicios turísticos en paquete, cebolla, electricidad y jitomate. En el caso del limón, que en marzo bajó en 4.37 por ciento, de todas formas en Culiacán el kilogramo se cotiza arriba de cien pesos.

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Aunque el alza de precios de bienes y servicios ocurre por diferentes fenómenos internos y externos, lo que más llama la atención es que el Gobierno Federal luce paralizado en la toma de acciones de contención inflacionaria, entre éstas fortalecer la productividad de pequeñas y medianas empresas, mejorar el poder de compra de los consumidores con enfoque de que adquieran mercancías nacionales, y mantener informada a la población sobre el comportamiento de la inflación a fin de moderar la demanda y contrarrestar el encarecimiento ficticio.

Cuando las crisis llegan a los hogares, y en este caso impacta en la mesa de las familias, cambia el estado de ánimo social al responsabilizar al gobierno en turno de complicaciones que, a diferencia de otras más llevaderas, éstas nunca dejan bien librados a los aparatos públicos y políticos que los presiden.

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En síntesis, una vez que sea disuelta la cortina de humo que es la consulta de revocación de mandato, la sociedad mexicana procederá a poner más cosas en su lugar. Y la escalada alcista en precios de productos de consumo primario es una de esas tuercas a ajustar.