Hace muchos años Lopus Diarakato se encontraba trabajando en su rancho-estudio, en La Sinaloa, Navolato, un espacio decorado con abundantes nopales. Recuerda como de pronto su hijo —pequeño entonces—  en una de las pencas de uno de los cactáceos lo intervino recreando la figura de un pez.

La reacción en primera instancia del artista plástico fue de un reproche severo, aunque al pasar los días aquella travesura le despertó una serie de ideas; llegó a la conclusión de que la acción de su hijo no era del todo mala.

Todavía sin un proyecto claro Lopus fue por un cutter y comenzó a hacer diseños también sobre las pencas: ahí nació una de sus obras más conocidas, la Nopalimia.

Lopus Diarakato describe la técnica de la Nopalimia como la obsesión  de hacer formas con el nopal. Cortaba, calaba y después hacia líneas, obsequiando los nopales líneas bordadas muy atractivas a la manera de los viejos amantes cuando escribían sus nombres en situaciones similares.

“Los nopales y cactus tienen la misma reacción de asimilar las heridas, el flagelo y cerrar con una línea bordada muy bonita con un calor blanco. El verdadero descubrir de Nopalimia fue César Ramsés Castro Parra (mi hijo), él fue el que me dio de rebote, la idea para que yo buscando novedades, temas, encontré que esa planta asimilaba el castigo, de tal manera que podría ser manipulada para lograr de ella una escultura”, menciona.

Sin embargo, tuvieron que pasar aproximadamente 10 años para lograr hacer unas 50 piezas, debido a que los cactus y nopales crecen muy despacio y pueden alcanzar años en madurar. Tendría que esperar hasta 2007, año en que pudo presentar por fin su exposición con la colección de Nopalimia.

“Para ello, maneje un tipo de nopal que le llaman Oreja de Elefante, cuyas pencas son gigantescas. De esa manera me permitió hacer cualquier cosa en la penca. Entonces, podía hacerse desde un dibujo con navaja, hasta un calado y otras figuras al mismo tiempo. ¿Qué es calado? Recortar los huecos y después decorar con líneas, para complementar la escultura con líneas y volumen” detalla.

A su vez, algunas de esas piezas podían recrear personajes y pasajes históricos. Recuerda una en particular que representaba a Ayapin, el viejo líder indígena de la cultura tahue, que lucho hasta el último momento de su vida ante la inminente conquista española, en la región de lo que hoy es Culiacán.

Fue justo de la cultura prehispánica del estado que Lopus se ha inspirado para crear gran parte de su obra artística. Incluso se jacta de haber inaugurado toda una corriente artística al respecto: el estilo Neo Aztatlán.

“De ahí saqué la plástica que manejo un tanto indigenista y que se aprovecha de esa estética, la plástica Neo Aztatlán, que es el estilo de la vieja cultura de Aztatlán. Yo armé una tendencia plástica que tuvo mucha connotación entre muchos artistas que al principio se reían de mí, porque decían que era muy folclorista y que no tenía futuro”, explicó.

Comenta que varios artistas que en un primer momento se mostraron burlescos con su propuesta indigenista comenzaron a observar como Nopalimia ganaba premios y exposiciones, encontrando posteriormente que dicha estética era suficiente para inspirar algo muy moderno.

“Mi obra recrea el arte indígena. Yo estilizaba las piezas que me encontraba cerca de mi rancho en Navolato, hachas de piedra, pipas; yo sacaba un derivado y es lo que presentaba como plástica neoaztatlana”, sostiene.

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Nopalimia 3

Más de 25 años han pasado desde que Lopus Diarakato comenzó a rayar las pencas de los nopales con una propuesta artística de fondo. Por lo que antes de pasar al otro mundo le gustaría volver a retomar la técnica de la Nopalimia.

Es consiente que a sus 72 años este nuevo proyecto podría convertirse en la última de sus grandes obras creativas.

“Voy a tardar de perdida unos cinco años, creo que sería una obra póstuma porque el cactus es muy lento para crecer. Tengo algunos nopales ya listos, pero hay que hacer de perdida unos 20”, sostiene.

 Menciona que en esta ocasión no serán las características intervenciones de sus colecciones anteriores, esto con la finalidad de no aburrir a los espectadores, sino ofrecer ideas nuevas dentro de la plástica neoaztatlana.

“Esta vez van a ser letras flotantes, números y signos, ya no me voy aprovechar de la forma de la penca, sino que va haber letras flotantes y números; voy a desfigurar la penca y quiero que el espectador adivine el nopal porque el nopal es una penca repetida muchas veces”, explica.

“El nopal es la planta nacional, la planta donde está el águila devorando la serpiente; y yo que soy de Navolato, que quiere decir lugar de tunas y nopales en lengua cahíta, pues soy un emisario del pasado que le está rindiendo homenaje a Navolato”.

DISTINCIONES

En los salones de la plástica sinaloense ha obtenido diversos premios de adquisición:
VII Salón de la Plástica Sinaloense, 1984. Obra adquirida: “Homenaje al nacimiento de Huizilopochtli”.
IX Salón de la Plástica Sinaloenes, 1985. Obra adquirida: “Proyecto para una ciudad del pasado”.
X Salón de la Plástica Sinaloense, 1986. Obra adquirida: “Altamura número 2”.
XI Salón de la Plástica Sinaloense, 1988. Obra adquirida: “Recuerdos ancestrales”.
XIII Salón de la Plástica Sinaloense, 1989. Obra adquirida: “Talismán antiguo, formas”.
II Salón de la Plástica del Noroeste, 1990 (Convocado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad de Sonora, Universidad Autónoma de Nayarit, Instituto Tecnolófico de Sonora y Universidad Autónoma de Baja California)