“Graciela Domínguez cuando se fue dejó todo planchadito para eso, para que llegara Feliciano que es su marido y fuera a hacer el trabajo sucio, lo que seguía. ¿Cómo es posible que se herede la mujer a su pareja una diputación local y el control de la Jucopo?”, fueron las palabras textuales sostenidas por Jesús Estrada Ferreiro el pasado viernes en entrevista con Luis Alberto Díaz.

A los minutos dicha declaración generó indignación principalmente entre funcionarias estatales que no dudaron en señalar el comentario como violencia política de género en perjuicio de la secretaria de la SEPyC, instándola a interponer una denuncia formal contra el ex alcalde de Culiacán.

Al respecto, durante las primeras horas de este miércoles circuló un comunicado firmado por Estrada Ferreiro, donde reconoce que “como seres humanos en ocasiones cometemos errores y nos equivocamos”.

“A pesar de que el gobernador dijo públicamente que incurrí en violencia de género en contra de Graciela Dominguez con algún comentario de mi parte, hasta el momento nadie me ha precisado cuál fue la ofensa; pero aun así le ofrezco una disculpa pública”, se lee en el comunicado firmado por él.

Cabe destacar que las disculpas públicas de Jesús Estrada Ferreiro también contemplan a la fiscal del Estado, Sara Bruna Quiñonez, reconociendo que sus expresiones pudo haber sido ofensa para ella, al margen de que por su cargo público tenga que seguir actuando contra él.

“Solo les pediría a ambas con todo respeto que valoren mi situación como ser humano y el daño moral y psicológico que se le está causando injustamente a mi familia”, expresó.

NO HAY VACANTE PARA LA ALCADÍA DE CULIACÍAN

Del mismo modo, luego que María del Rosario Valdéz Páez rindiera protesta como alcaldesa provisional, circuló un comunicado firmado por el secretario del Ayuntamiento, Othón Herrera y Cairo, donde informó que el Ayuntamiento de Culiacán no cuenta con la vacante en la presidencia municipal.

Sobre esto, Jesús Estrada Ferreiro acusó que el Congreso del Estado tenía intenciones de acomodar a algún legislador para ocupar el cargo de quejaba temporalmente.