Empleo Digno

¿Qué hacen los sectores público y privado de Sinaloa para ofrecer empleos dignos a jóvenes?

El dilema de ocuparse en lo que sea y con bajos sueldos para salir al paso de situaciones económicas personales merece la atención del sector público y privado de Sinaloa

Planteado el tema bajo la hipótesis de si los jóvenes no quieren trabajar o los empleos que les ofrecen son indignos, la investigación que la periodista Alexandra Figueroa realizó para Revista ESPEJO ofrece hallazgos interesantes desde los puntos de vista de quienes presentan las vacantes, los que las rechazan y estudiosos del fenómeno laboral, llegando a la conclusión de que para mano de obra calificada se ofrecen salarios ofensivos.

En los meses recientes el sector ocupacional de Sinaloa, específicamente de Culiacán, se queja de que tiene disponibles fuentes de trabajo, pero no hay quien las cubra llegando al extremo de ofrecerlas a gente de otros estados. La actividad comercial en la ciudad capital, por ejemplo, ofrece 300 plazas laborales y general se estima que aquí son 14 mil las vacantes y 30 mil en el estado.

Para Erick Zamora, director del Instituto de la Juventud de Culiacán, el bajo reclutamiento en el trabajo disponible se debe que los jóvenes hoy están más capacitados, tienen un posgrado, manejan un segundo idioma y este tipo de cosas que en teoría aportan al currículum, no lo ven reflejado en cuanto a estas oportunidades laborales”. Jorge Ibarra, profesor e investigador de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, opina que la situación se debe no sólo a la renuencia a aceptar ocupaciones precarias que desgastan el espíritu y la creatividad humana.

“El reclamo va más allá. Los jóvenes ya no comparten las metas, ni los valores de una sociedad que les parece obsoleta”.

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El dilema de ocuparse en lo que sea y con bajos sueldos para salir al paso de situaciones económicas personales, o esperar oportunidades que permitan desarrollar conocimientos y habilidades accediendo a mejores percepciones salariales, merece la atención de los sectores público y privado de Sinaloa con la intención de abrirles posibilidades de bienestar a las nuevas generaciones e inducir en las empresas mejores estándares de calidad y competitividad a través de trabajadores profesionalizados.

Romper el círculo vicioso de universidades y otras instituciones educativas como expulsoras de jóvenes con conocimientos y destrezas que ven estropeados sus sueños de crecimiento laboral por la falta de opciones que les atraigan, tendría que convertirse en política pública y estrategia de la IP donde la formación profesional se dirija hacia áreas ocupacionales efectivas.

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Y mientras se avanza a homologar la oferta de la enseñanza superior y técnica con las necesidades del mercado laboral, el replanteamiento del esquema de subempleo y salarios ofensivos tiene que llegar a la dignificación de las oportunidades y calidad de la mano de obra.

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