Administración Federal

Lo que le faltaba a México: guerra de marchas; anuncia el presidente su propia movilización

Si desde el podio presidencial se aporta la chispa del autoritarismo que puede incendiar los ánimos nacionales, allí mismo se buscará al responsable de las consecuencias

La marcha nacional a la cual convoca el presidente Andrés Manuel López para el 27 de noviembre, con el pretexto de su cuarto informe de gobierno, confirma que el mandatario federal está empecinado en enfrentar a los mexicanos que lo siguen contra la parte ciudadana que lo insta a corregir políticas públicas que echan abajo el sistema de libertades y derechos conquistado con esfuerzos y sacrificio por la lucha cívica.

López Obrador es un político predecible en sus reacciones fúricas y en la indisposición por reunificar a México en torno a un proyecto de nación que enfrente las adversidades que presentan los entornos nacional e internacional, pues reacciona invariablemente a través de la descalificación de las divergencias, venganzas contra sus opositores y la utilización de los sectores poblacionales de mayores niveles de pobreza como soldados de la llamada Cuarta Transformación.

Sus frases en la conferencia de prensa mañanera de hoy lo refrendan como factor de fragmentación: “no, es que íbamos a hacer el informe, pero ayuda la marcha, además ya me estoy haburguesando mucho”; “lo nuestro tiene que ver con el mandar obedeciendo y la gente quiere que marchemos un domingo, va a ver una marcha”; “muchos quieren venir, de todo el país, a participar, este es un movimiento de millones“.

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Quien debe poner la moderación en conflictos sociales que amenazan con desencadenarse sin la cordura institucional ni contrapesos emergentes que los demás poderes debieran ser, se está tomando muy a la ligera la inconformidad que se mostró el domingo 13 de noviembre mediante la movilización de defensa la autonomía del Instituto Nacional Electoral.

Si desde el podio presidencial se aporta la chispa del autoritarismo que puede incendiar los ánimos nacionales, allí mismo se buscará al responsable de las consecuencias.

Quien siembra vientos recoge tempestades. El presidente de México, constitucionalmente mandatado a gobernar para todos, sigue siendo el López Obrador que en las dos ocasiones que buscó el cargo sin obtenerlo convocó a mandar al diablo a las instituciones, no obstante que él es hoy el jefe de éstas y en sus manos tiene la encrucijada de gobernar para la paz y la concordia, o bien promover la anarquía y la confrontación.

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Al retar a la parte ciudadana que le exige proteger libertades y diversidades, AMLO le está declarando la guerra a la razón.

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