Como es asunto de máxima prioridad para Sinaloa, todos los sectores sinaloenses tenemos la obligación de hacer eco de la exigencia que el gobernador Rubén Rocha Moya le hace al Instituto de Salud para el Bienestar del Gobierno Federal para que ponga a operar la nueva infraestructura hospitalaria en el estado, que luce hueca e inutilizable.

En el gobierno anterior que presidió Quirino Ordaz Coppel las obras de los hospitales General de Culiacán, Pediátrico de Sinaloa y Centro de Salud de la capital del estado fueron terminadas y desde entonces en cada visita que ha realizado a Sinaloa el presidente Andrés Manuel López Obrador ha comprometido los recursos públicos para el equipamiento que ponga a funcionar dichos espacios clínicos, promesa incumplida hasta la fecha.

Rocha Moya reclamó en la conferencia semanera del lunes que Juan Ferrer, director del Instituto de Salud para el Bienestar, “inicialmente me habló a mí para decirme ‘mañana llegan los recursos’, por eso yo les dije ya llegan mañana los recursos… pero me echó mentiras y lo acabo de ver y me dijo ‘ya, ahora sí ya va a haber recurso’, pero tampoco llegaron los recursos”. En este tema fue respaldado por el secretario de Salud estatal, Cuitláhuac González Galindo, quien también lamentó la falta de respuestas a pesar de que “diario se les ha estado mandando mensajes y ahorita le acabo de mandar mensaje…”.

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El retraso de la inversión pública federal, por el orden de los 70 millones de pesos, significa la insensibilidad del INSABI ante la gestión del gobernador, pero más allá de eso es la falta de respeto a las familias sinaloenses que requieren de servicios médicos de calidad, oportunos y soportados en tecnología y medicamentos suficientes, además de poner en entredicho el sistema de salud prometido por López Obrador “como los de Noruega y Dinamarca”.

Todos los sectores sinaloenses tienen la obligación de apoyar a Rocha Moya en este requerimiento para evitar que la nueva oferta hospitalaria estatal acabe siendo el “elefante blanco” donde recursos públicos, expectativas y derechos ciudadanos queden en tan propagandizadas buenas intenciones, sin la debida implementación.

En ninguna área, pero menos en salud pueden fallarle a Sinaloa el gobernador Rocha Moya ni el presidente López Obrador.