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Ser Skater ya no es lo mismo que antes

Ser Skater ya no es lo mismo que antes. Lo confirman miembros veteranos de la comunidad skate en Culiacán

FOTO: César Hernández

FOTO: César Hernández

Culiacán.- Ser Skater ya no es lo mismo que antes. Lo confirman miembros veteranos de la comunidad skate en Culiacán que, durante los últimos años, y sobre todo luego de que el skateboarding fuera aceptado como deporte olímpico en las olimpiadas, han visto como los estigmas disminuyen y los apoyos incrementan para los practicantes de este deporte.

En la antesala del primer Skate Fest apoyado por funcionarios y administradores públicos municipales y estatales en la capital sinaloense, Espejo conversó con tres miembros de la comunidad skate quenos explican porque ser skater hoy ya no es lo mismo que ser skater antes.

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Carlos García, conocido entre la comunidad como ‘El Pinky’, tiene casi 20 años dándole a la patineta. Empezó a los 13 años, y hoy con 33 reconoce que el deporte ha evolucionado de cara a la sociedad. 

“Ha evolucionado bastante la verdad. Hoy en día ya contamos con un poco más de apoyo, ya somos menos discriminados. Que sea un deporte olímpico nos ha ayudado bastante a qué la gente nos tome más enserio”, indica. 

Producto de este reconocimiento al skateboarding como un deporte merecedor de estar en las olimpiadas, las nuevas generaciones se han motivado más. Han surgido escuelas y, en Sinaloa, hay una comunidad mucho más consolidada, opina el Pinky. 

En concreto, actualmente Culiacán cuenta con tres tiendas de Skate, las cuales también ofrecen espacios para patinar y clases introductorias. 

Ahorita hay tres tiendas: la Skatonic, la Culicci Bodega y la Skate House; la Skate House es la que cuenta con una rampa, con una mini ‘u’ y unos rieles y unos cajones para poder patinar”, cuenta. 

“Como yo patino desde hace casi 20 años, si mi hijo quiere patinar le voy a dar todo el apoyo que uno no recibió cuando quiso iniciar. Me he acercado con amigos que tienen hijos que patinan y están muy contentos, muy entusiasmados que se esté apoyando de esta manera y que se involucren las instituciones porque hoy en día ya hay concursos estatales, vamos a Mochis, a Guasave, ya es mucho más general”, añade Carlos García 

Eduardo Cárdenas es uno de los creadores de la tienda Culicci Bodega, dónde además de tablas, equipo y demás productos para patinar también ofrece clases introductorias de patinaje.  

A él han acudido desde pequeños de 7 años, hasta adolescentes de alrededor de 13 años que buscan iniciarse en este deporte, hoy olímpico. 

Hay niños y niñas a partir de los 7 años, 6 años, 5 años me ha tocado, niños que tienen mucha habilidad, mucha energía, y así chicos adolescentes de 12, 13 años también“, explica.

Eduardo también reconoce un gran cambio de percepción de los culichis respecto al Skate, sobre todo luego de que estuvieran en los olímpicos. 

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“Cada vez es más visto como cualquier otro deporte, porque es llamativo para la gente entonces cada vez se suman desde niños chicos, papas que alguna vez patinaron y que andan impulsando a sus niños”, cuenta. 

Eduardo inició con la tienda junto con su esposa Luz Moreno a partir de la pandemia de Covid-19. “Es un negocio que ha estado prosperando, ahí va, cada vez importa mucho la difusión que tú le des, nosotros también tenemos la academia, que eso ayuda bastante”, indica

Para Luz Moreno, la pandemia de Covid-19 tuvo un efecto inesperado en la comunidad de Skate. Así como con otros deportes, durante la pandemia muchas personas de pronto tuvieron más tiempo libre para hacer ejercicio y actividades al aire libre. Muchos de estos decidieron tomar la patineta. 

Ella reconoce que mucha de la mala percepción social en torno a este deporte tiene que ver con su carácter urbano y la necesidad de hacer un uso diferente del espacio público. 

En ese sentido, la patinadora destaca que a pesar de que autoridades se han acercado a la comunidad, la necesidad de mayores espacios públicos dedicados a la práctica de este deporte sigue siendo ignorada por las autoridades. 

FOTO: César Hernández

“Es que la percepción desde siempre del skateboarding, como es callejero, como utiliza el mobiliario urbano de la ciudad, hace que la percepción sea mala.

Por ejemplo, una banca tú la utilizas para sentarte, pues el skate no ve un asiento, el skate ve un lugar donde deslizarse, donde brincar. Eso hace que la gente lo vea mal. Pero simplemente es un uso diferente, es una reinvención del espacio.

Pero a partir de que está en los olímpicos el chip está cambiando y se ve como más deportivo, como una actividad que merece ser reconocida, que no nomás es practicar en la calle, hay lugares donde practicar y no se está afectando la ciudad. De hecho los skate parks se hicieron para eso, para no tenerlos por toda la ciudad rompiendo cosas”, explica.

Respecto al cada vez mayor número de niñas que toman la tabla y practican este deporte, Luz explica que “las niñas ya saben que hay un lugar para ellas aquí en el skatepark, y cuando una ve que se puede aventar desde arriba la otra le sigue el rollo y eso hace que se inspiren”.

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