“En los festivales que siguen teniendo niños chiquitos, entonces pues a veces, tenemos que ponernos ciertos trajecitos para bailar con ellos y acompañarlos. Entonces, este maestro empezó a tomar fotos, empezó a enviarlas (a una compañera) así como que: ¡ay qué bien se te veían las piernas!, ¡ay qué bien te veías bailando!, ¡qué bien te salió el baile! Entonces pues ahí si hubo reportes más allá con la supervisora, pero lo sorprendente fue pues más bien la solución que dijeron, para ellos la solución solamente fue cambiarlo del centro de trabajo aunque quedó en la misma zona”.
Lo anterior es un testimonio de una maestra de una secundaria del Estado de México, que comprende una serie de entrevistas que realizó la asociación civil Mexicanos Primero sobre perspectiva de género en entornos escolares.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, hizo un llamado a reconocer a la escuela como un espacio donde se aprenden valores, hábitos, actitudes, tradiciones, formas de comportamiento y de pensar, exigiendo a las autoridades educativas garantizar programas y formación para que las y los docentes cuenten con herramientas que les permitan atender la desigualdad y violencia de género.
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“Yo he estado en muchas escuelas y en dos de ellas, secundaria y prepa, ha habido denuncias a maestros repetidas veces y sí, simplemente no corren al maestro hasta que le toca la pompa a una niña. Tiene que suceder algo grave para que lo tomen en serio y es terrible no tendríamos que llegar a esos extremos”, critica una estudiante del sexto semestre de Bachillerato de la Ciudad de México.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSA-NUT), la escuela se sitúa en el cuarto lugar donde se ejerce más violencia contra las mujeres. Esta encuesta reportó que en 2021 el 6.8 de las mujeres encuestadas entre 10 y 15 años, sufrió algún tipo de violencia en la escuela.
Por su parte, la Encuesta Nacional sobre Dinámica de las relaciones n los Hogares (ENDIREH) 2021, mostró que, de las mujeres de 15 años y más que han asistido a la escuela, el 32.3 por ciento experimentó algún tipo de violencia a lo largo de su vida como estudiante, siete puntos porcentuales por encima de lo registrado en 2016 (25.3 por ciento).
“En la escuela de mi hija hace algunos años –yo creo que como unos tres o cuatro- sucedió que, uno de los intendentes acosaba a las niñas, buscaba cercanía con ellas, buscaba la forma de tener contacto. A esta persona afortunadamente la despidieron en cuanto los directivos se enteraron de la situación”, mencionó una madre de una estudiante de una secundaria en Guerrero.
Para comenzar este trabajo, Mexicanos Primero partió desde las siguientes preguntas: ¿Cómo es percibida la perspectiva de género desde el punto de vista las agentes escolares? ¿Cómo se vive en la cotidianidad de la escuela la igualdad de género? ¿Cómo se enseña en el aula?
“En mi educación básica, al contrario, no sólo no había perspectiva de género, sino que era muy machista en el discurso, era muy violento. Aparte era una escuela de puras mujeres, entonces, eso a veces no ayuda. Parece que debería ayudar y debería ser al contrario, pero no fue así (…) en mis años de prepa fue en que dije: ‘listo ya voy a romper con este discurso que nos han estado diciendo y buscar otras cosas y buscar otras maneras de pensar’, y finalmente en la universidad dije ok aquí sí puedo pensar como yo pienso”, expresó una estudiante universitaria de la carrera de Pedagogía de la Ciudad de México.
“Hay ejemplos absurdos, en donde ustedes pueden ver los libros de matemáticas, y aquellos problemas en donde se refieren al manejo de dinero, o manejo de toma de decisiones, siempre son varones los personajes que se ejemplifican en estas actividades pedagógicas. Y se les deja a las mujeres laborales de estética o de cuidado del hogar”, comentó una académica de la Ciudad de México.
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Las respuestas permiten ver que es largo el recorrido que falta para llegar a una educación basada en la igualdad, que cuestiona y combata estereotipos y esté dirigida a reconstruir una sociedad sin violencia de género, aunque comienzan a notarse ya nociones de cambio.
Un paso fundamental es empezar por escuchar a las maestras, estudiantes, académicas y autoridades educativas que buscan cambiar las prácticas discriminatorias para que esta desigualdad desaparezca y generar espacios en los que se sientan seguras para manifestar lo que quieren y lo que les molesta.
Al respecto, Mexicanos Primero solicitó mayor atención a los reglamentos sobre uniformes y deportes, exigiendo una formación docente adecuada. Sin ella, argumentaron, no bastarán los diálogos, los espacios, los libros de texto, los planes y programas.
“Sin formación docente es injusto pensar que está en manos de las maestras y los maestros participar en cambios sistémicos como el que la perspectiva de género demanda. No se trata de contar con una materia aislada o con algunas prácticas escolares para lograr mayor igualdad, esto es un buen inicio, pero necesitamos que todo el funcionamiento de la escuela y el sistema educativo sea paritario y promueva igualdad de oportunidades entre niñas y niños, hombres y mujeres”, señalaron.
“No queremos felicitaciones mañana. Queremos que el derecho a aprender se garantice para cada niña y mujer; que existan las mismas oportunidades de entrar a la escuela desde el preescolar, y que aprenda y participen plenamente en su proceso educativo. Que ninguna se quede fuera o deba enfrentar mayores barreras por ser mujer”.
Si deseas consultar los testimonios completos puedes acceder al siguiente enlace:

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