Culiacan.- En los últimos días usuarios en redes sociales han compartido imágenes de rampas en las esquinas del primer cuadro de Culiacán en un tono sarcástico o inclusive de burla, expresiones que llevan una crítica ciudadana de por medio.
Si bien esta infraestructura pública se instaló con la intención de mejorar la seguridad y desplazamiento en beneficio de personas con discapacidad, al echar un vistazo por las calles del centro se observan a muchas de ellas que no son aptas para cumplir su función.
En algunas se encuentran obstáculos que harían imposible que una persona en silla de ruedas las utilice para desplazarse, como postes de luz o señaléticas de vialidad. En algunas partes la banqueta está al nivel de la calle, por lo que simplemente pintaron la esquina sin ninguna intervención del espacio.
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En otra se podría decir que sí están bien instaladas, pero a los pocos metros se observan una serie de obstrucciones en las banquetas, como una en particular sobre la calle Rafael Buelna, donde al pasar la rampa al poco tiempo se topa uno con una elevación hecha por un particular.


Las observaciones se centran también en lo variado de los diseños de las rampas, que más bien tuvieron que adaptarse a la infraestructura pública y privada existente, sin ningún tipo de adecuación alrededor, rayando algunas en lo surreal y cómico.
Estas rampas son parte de un programa integral del Ayuntamiento de Culiacán denominado Zona 30, que tiene el objetivo de garantizar un proceso de movilidad urbana sustentable, “donde el peatón sea prioridad sobre los demás modos de transporte”.
@hector.frank Gracias por las rampas @Ayuntamiento de Culiacán pero se necesita más que eso ‼️ #discapacidadfisica #culiacan #sinaloa #discapacidad #ponteenmilugar ♬ The Scientist – Uriel And His Instrumental Piano
En lo que respecta a las rampas, son 67 las que el Gobierno Municipal ha instalado alrededor del centro histórico, lo que ha implicado, solo en ellas, una inversión pública de 370 mil pesos.


Para Heidy Mares, activista feminista que desplaza a su hija en silla de ruedas, este tema no nada más se reduce a las rampas, ya que es un problema que está en todos los espacios, empezando por las mismas banquetas.
“Antes se hablaba mucho que el ancho mínimo para una rampa debía de ser de 90 cm; pasa que las discapacidades motoras son muy diversas y por ende, las sillas o las herramientas que estas personas usan también son diversas. En varios lugares ya se ha discutido que el ancho mínimo no debe de ser de 90 cm, sino de 120 cm, mediante que la pendiente transversal no debe de superar el seis por ciento”, explica.

En lo que respecta a su hija, comenta que ella tiene que usar una silla de ruedas que es más grande que el promedio por una particularidad psicomotriz, por lo que en la mayoría de las rampas no cabe. Y sí a esa condición le agregamos que una persona en silla de ruedas se maneja asimisma, la posibilidad de desplazarse se complica.
“Sin embargo, no hace falta saber de medidas o ser ingeniero para darse cuenta que estas rampas que hicieron son un chiste; de qué nos sirve tener una medida mínima, si la rampa va estar atravesada por un poste. Muchas veces también hay que tomar en cuenta que el inicio de la rampa debe de estar totalmente al nivel del suelo; por ejemplo, yo estoy caminando y tengo que inclinar poquito hacia arriba la carriola porque resulta que el inicio de la rampa está a unos centímetros más arriba del suelo”, comparte.
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La activista informa que justo es la Secretaría General de Gobierno del Estado la dependencia que cuenta con estas medidas estándares, lamentando que no ha estado siendo acatado por los gobiernos municipales.


A Heidy Mares le ha pasado que a veces la banqueta es tan angosta que tiene que bajarse con la carriola a la calle porque la silla de ruedas no cabe por ella; considera que realmente no se piensa en las personas con discapacidad desde el suelo hasta el transporte público, comentando que en Culiacán son pocos los camiones urbanos adaptados para esta finalidad.
En general, reprocha que su hija no pueda acceder al espacio público, y aunque se propusiera a utilizar dichas rampas, explica que en la mayoría de ellas no cabe su silla de ruedas, en otras partes ni siquiera en la banqueta.

“Ahorita esas rampas son lo más visible, y que a mucha gente nos da risa, ¿cómo se les ocurrió? Pero ya al momento que una persona con discapacidad quiere usar esos espacios, muchos no pueden”, indicó.

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