El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump estuvo en la cárcel por 30 minutos y pagó una fianza de 200 mil dólares, acusado de alterar el resultado electoral en los comicios de 2020 en el estado sureño de Georgia.
Esta situación es inédita en el contexto político de Estados Unidos; por lo que Donald Trump acusa que hay interferencia electoral del Gobierno de Joe Biden, puesto que Trump es aspirante a candidato presidencial de nueva cuenta por el Partido Repúblicano.
En su mensaje Trump inicia una estrategia de confrontación, para escalar los eslabones de la política estadounidense y llamar la atención de los electores frente a sus aspiraciones por regresar a la Casa Blanca.
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Sin duda, busca repetir la estrategia que lo llevó a la Presidencia en la campaña de 2016. En ese año el empresario y magnate de Nueva York, utilizó la estrategia discursiva de polarización y uso campaña negativa. Comenzó su campaña a la Presidencia en forma hostil, retadora, con un mensaje xenófobo y racista.
Muchos consultores de Comunicación Política opinaban que su estrategia de comunicación sería un fracaso, pero ante todo pronóstico su mensaje llegó a una parte importante del electorado estadounidense: la clase media, en donde hay gente que perdió el empleo por culpa de las industrias que cambiaban a otro país, personas que perdieron el empleo a causa de políticas medioambientales y también los que sienten un deseo patriótico.
La campaña victoriosa de Trump incluyó una serie de prácticas y cuestiones que propiciaron expectativas entre el electorado. De hecho, uno de los aspectos más importantes de este proceso fue la dirección estratégica de los medios sociales de la campaña, marcada por la elección polémica de Brad Parscale, experto en marketing digital y un outsider en el mundo de la consultoría política estadounidense, considerado el primer consultor puramente digital que dirige una campaña presidencial en los Estados Unidos.
La estrategia se centró en la impotancia de Facebook, incluso sobre los anuncios televisivos. Mientras, la campaña de su contrincante, Hillary Clinton gastó 258 millones de dólares en anuncios en la televisión, la plataforma de Trump invirtió 100 millones y el resto lo concentró en inversiones en las redes sociales.
Es decir, la campaña de Trump se enfocó en las redes sociales, en donde se concentra la mayoría de la población. En ese sentido, en esta precampaña se estima que Trump repita la estrategia, incluso capitalizó el haber estado en la cárcel y en su cuenta de X (antes Twitter) expresó que fue injusta su detención y acusó al Gobierno de Biden de interferencia electoral, frente a sus aspiraciones de competir de nuevo por la presidencia. Fue más allá y su cuenta puso el enlace de su página web de campaña.
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En resumen, observamos que Trump podría repetir su estrategia de campaña de usar un discurso que polariza, intensa utilización de redes sociales y campaña negativa hacia sus adversarios políticos.
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