Dos versiones para Herodías
Basado en el Evangelio bíblico de San Marcos, en su versión, Flaubert hace hincapié sobre la decadencia del Imperio Romano y hace un bosquejo del Cristianismo anunciado en esos días por Juan el Bautista
TRES CUENTOS. Así de simple es el título para uno de los libros de Gustav Flaubert (1821-1880) Nacido en Ruan, Francia, fue un genial representante del realismo literario del siglo XIX; perseguido siempre por el demonio de la perfección, antes de comenzar a escribir un libro, se sumergía en el laberinto de la investigación para darle veracidad a sus historias. Eso explica que cada libro le consumiera un largo tiempo. Decía: Solamente los desvergonzados hablan de lo que no conocen.
Su novela Madame Bovary, es la que le dio mayor fama; sin embargo, los críticos le atacaron en su tiempo, desmenuzando sus emblemáticas novelas La educación sentimental, Salambó, La tentación de San Antonio y muchas más que despertaron la admiración y también la molestia hacia el genio creador.
El libro TRES CUENTOS, está conformado por tres cuentos largos: Un Corazón sencillo, La leyenda de San Julián el hospitalario y Herodías, de temáticas absolutamente diferentes. Tres cuentos brillantes por su perfección de fondo y forma, de entre los cuales destacamos Herodías. Basado en el Evangelio bíblico de San Marcos, en su versión, Flaubert hace hincapié sobre la decadencia del Imperio Romano y hace un bosquejo del Cristianismo anunciado en esos días por Juan el Bautista, llamado por los romanos: Iokanaan, a quien el Tetrarca Herodes mantiene encerrado en una mazmorra, acicateado por su esposa Herodías a la que El Bautista señala con fuertes palabras por haberse casado en segundas nupcias con el hermano de su anterior esposo, deslumbrada por el poder del recio Tetrarca. Herodías deja a su pequeña hija Salomé, al cuidado de otras personas, con la esperanza de darle muchos hijos a Herodes, lo cual no sucede, lo que despierta el desprecio y las burlas del soberano y de la corte entera. Para escribir esta historia, Flaubert tuvo que investigar, en un viaje hacia el oriente, datos sobre astronomía, arqueología, políticas del Imperio Romano, gastronomía y muchos aspectos más de la época.
Este tema basado en los textos bíblicos, también fue elegido por el escritor Irlandés Oscar Wilde (1854-1900) para crear su obra de teatro Salomé. Wilde le da un giro diferente al de Flaubert; nos presenta un Herodes, vicioso, lascivo, a quien le agrada exhibir su poderío y su reino lleno de riquezas invaluables. Flaubert nos retrata a un Herodes adulador con el Procurador que lo visita, a fin de mantener su poderío. Desprecia a su esposa Herodías, a la vez que le teme por su fuerza de carácter y su controladora eficacia, asimismo le teme a su prisionero Iokanaan, del que todo el reino murmura que es el Profeta Elías, el que anuncia la llegada del Mesías. Ambos autores recrean la figura de Juan el Bautista lanzando fuertes insultos sobre la soberana por haberse casado con su cuñado: Flaubert refiere: ¡Arrójate en el polvo hija de Babilonia, tu vergüenza será descubierta, tu oprobio será visto! ¡El Eterno abominará el hedor de tus crímenes…Maldita…Maldita! Wilde pone en boca del reo: En su mano llevará un vaso de oro colmado de sus blasfemias. Y el ángel del Señor descargará sobre él su espada. Será comido por los gusanos.
El clímax del texto bíblico radica en el resultado de la danza de Salomé, durante la fiesta de cumpleaños de Herodes. La bella princesa judía, sabedora del poder de seducción, e incitada por su madre, pide al Tetrarca, como premio por su danza tan provocadora, le entregue la cabeza de Juan el Bautista en una charola. Wilde Recrea a un Herodes lleno de conflictos ante tal petición. Ha dado su palabra a la joven de darle como premio hasta la mitad de su reino, teniendo como testigos a sus importantes invitados, le ofrece desde exóticos pavos reales, hasta exquisitas joyas nunca antes vistas. Salomé, que ha sido conquistada por el Bautista por la fuerza de sus palabras, no se deja convencer exigiendo al Tetrarca su fatídica petición. El soberano, acorralado por sus propias palabras, ordena a sus guardias matar a su prisionero y cortarle la cabeza para ofrecerla a Salomé. Flaubert, haciendo gala de su exigente estilo que destaca: La perfección es enemiga de la abundancia, cierra su versión: La cabeza entró (al salón de fiestas) Manner (el verdugo) la sostenía por los cabellos en el extremo de su brazo, orgulloso de los aplausos. Cuando la hubo puesto sobre un plato, la ofreció a Salomé… por las mejillas del Tetrarca rodaban las lágrimas.

Lo destacado de esta impresión que la Colombiana Editorial Norma ha publicado, es que dicha edición está dentro de la colección “Cara y Cruz”, cuya característica es que el libro se divide en dos partes, por un lado, aparece la obra del autor y por el lado opuesto, colocado en sentido contrario, aparece el análisis de la obra. Esta vez con una vista panorámica del arte flaubertiano escrito por René Dumesnil. Así como un espléndido ensayo, que analiza la obra y la personalidad de Gustav Flaubert, de la pluma de Emilio Zola, reconocido en su época como un gran escritor naturalista e íntimo amigo del autor.
Emilio Zola, deja establecido: La literatura, a los ojos de Flaubert es una función superior, la sola función importante del mundo… He aquí un escritor ilustre que será siempre la gloria de la literatura francesa.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO.
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