Fue hace once años y la historia va más o menos así. Una institución como la PGR era interesante y complicada. Tan grande que sus diferentes áreas no siempre se conocían como debían y algunas veces esto se reflejaba en cierta desconfianza a la hora de trabajar. Las dificultades para colaborar se multiplicaban en ciertos casos que involucraban a otras instituciones de seguridad. ¡Imagínate cuando eran extranjeras!
Básicamente hay dos maneras de hacerlo. La cooperación institucional, rígida, burocrática, cuyo objetivo fundamental es que se cumplan las formalidades legales y que se respeten los acuerdos internacionales; y la ayuda operativa, en el campo, ágil y personal. No te vayas con la finta, de antemano no se puede decidir cuál es la mejor, todo depende de las circunstancias del caso concreto. La primera te da la seguridad de haber actuado “por el reglamento”, la segunda es “en tiempo real”.
BUCAREST, RUMANIA 2009. Estamos en una reunión con fiscales rumanos y como punto estelar nos entregan la respuesta oficial a un caso de delincuencia organizada, cuya colaboración internacional solicitó México desde hace más de un año. No, pues gracias.
¡Ah sí, el caso! Era un asunto de pornografía infantil. Demasiada suciedad. Una organización ciudadana detectó un sitio web con fotos de niñas y niños. Desde bebés hasta adolescentes. No, no leíste mal, desde bebés de meses. Contactaron a la Policía Cibernética. Probablemente había imágenes de plebes mexicanos, entre otras nacionalidades. HDSPM.
La investigación nos llevó a la sección Costa Hermosa de la colonia Playas de Tijuana en la meritita Ti-Yei, para catear la casa de Arthur “N”, como dicen ahora. En la planeación del operativo habíamos comprado una memoria externa con capacidad de medio terabyte para respaldar el contenido de la página que monitoreábamos. Terminamos por comprar diez, el sujeto alimentaba de imágenes varios sitios porno de internet.
MAZATLÁN, SINALOA, 2002. El tipo de la DEA medía sus palabras, como transmitiendo un mensaje memorizado. Lo hacía con ese acento que parece que no pueden o no quieren dejar y que siempre los delata como gringos, aunque se apelliden López, Pérez o González. Decía que uno de los muertos en el enfrentamiento era el “Món”, que un informante de la oficina del FBI en San Diego se los había confirmado.
Sí, sí, el caso. El Arthur y “doña Tecla”, así la bautizaron “la Patrona” y Solecito, quedaron detenidos. Los agarramos in fraganti operando los portales porno. Resulta que él era canadiense, y además, ilegal en el país. Lo condenaron a ocho años de prisión. Pero la cosa no terminó ahí.
Por su nacionalidad, los enlaces cibernéticos, las compañías contratadas para procesar los pagos en línea del acceso a la pornografía y por la ubicación de la clientela, dimos parte a las autoridades de Estados Unidos y Canadá. Se organizó una reunión. De los gringos vino el Homeland Security por conducto de Migración y Aduanas (ICE), por los hoja de maple vino la Real Policía Montada. No, míster Bonneil no llegó a caballo. Gran decepción.
MÉXICO, DISTRITO FEDERAL, 2008. El papá de las gemelas se las había traído a México desde Nueva York, sin permiso de la mamá. Un Juez le había dado la custodia a ella pero había que regresarlas primero. Santuario para Familias nos enteró del caso. El área de inteligencia de la PGR las ubicó en la Delegación Álvaro Obregón. Para llegar a la casa donde las retenían se nos acabó la calle pavimentada, después se terminó la terracería y al final no había calle. El último tramo los agentes fueron a pie y regresaron corriendo con las niñas en los brazos. Detrás de ellos, una horda de sujetos pelados a rape, con más tatuajes que la Mara Salvatrucha. Las niñas llegaron a la gran manzana por la madrugada, el papeleo duró meses.
La reforma a la Ley de Seguridad Nacional que acaba de ser aprobada, pone límites necesarios a la acción de los agentes extranjeros en México. A los gringos no les gustó nadita, pero la libertad con la que operaban de seguro no la ofrecen en reciprocidad a otras naciones para que actúen en territorio estadounidense.
Pero tampoco nos engañemos. Lo único que pasó es que se va a crear otro nivel burocrático de cooperación que, de seguro, generará oficios, informes, anexos y más papeles. A nivel operativo, se seguirá trabajando con base en la confianza personal, o ya de plano con la compra de información.
Lo que sí es cierto es que, como en ese momento no trabajaba para el Gobierno Federal, con las nuevas reglas me habrían metido al bote por colaboracionista de la Di Í Ei.
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