La apuesta de Morena y sus aliados en Culiacán es por las mujeres, en una oferta electoral contrastante de las probadas estrategias del dinero y los amarres oscuros de los poderes tradicionales en los procesos electorales. ¿Está preparado Culiacán, asiento de los poderes político, económico y de seguridad, que aporta un tercio de la votación del estado, para un gobierno diferente, dominado por mujeres?
La definición de los candidatos a la gubernatura de Sinaloa expresa claramente la confrontación de las dos grandes fuerzas nacionales en la lucha por el poder: la alianza PRI-PAN-PRD, representante y defensora de las élites económicas del país –que han sido las grandes beneficiarias de las acciones de esos gobiernos en los últimos 40 años y que buscan recuperar sus privilegios—, contra la alianza Morena-PT-PVEM, como representante y defensora de los sectores más desprotegidos, que busca consolidar la 4T impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el 2018, como un sistema de gobierno con equidad en la distribución de la riqueza, justicia social, honestidad y transparencia, al estilo de los países más desarrollados del mundo.
Es claro que las candidaturas a la gubernatura no fueron definidas localmente, aunque la rentabilidad electoral sí fue un factor de la ecuación.
En Sinaloa el gobernador articuló la estructura de gobierno en Puro Sinaloa para cobrar, en votos, la entrega de recursos y obras sociales a la población, como un mecanismo alterno a la estructura del PRI que, aunque diezmada, sigue operando, y pactó con todos los grupos locales de poderes reales, económicos y políticos, entregándoles candidaturas a las curules federales. Sin embargo, eso no era suficiente para contrarrestar, el poderoso avance de la 4T desde el gobierno federal –informado diariamente en las conferencias mañaneras—, por lo que fue la gran alianza nacional de Sí por México (PRI-PAN-PRD) articulada desde el senado de la república,la que definió a un senador, Mario Zamora, como su propio candidato. Un prospecto que, además de rentable electoralmente, pudiera fusionar las disímbolas fuerzas conservadoras nacionales con los poderes locales articulados por el gobierno estatal.
Por parte de Morena, la decisión fue tomada desde la presidencia de la república y articulada por la dirigencia nacional. El candidato, además de ser electoralmente rentable, debía tener un mayor compromiso con el gobierno federal de la 4T, que con los poderes locales –lo que dejó fuera a Gerardo Vargas— y la amistad pasó a segundo plano. La derrota de Morena en Hidalgo y Coahuila, en octubre pasado, les enseñó que no basta el nombre de Morena, ni siquiera las conferencias nacionales del presidente para ganar elecciones locales; que se requieren los mejores perfiles, de acuerdo a las circunstancias particulares, y la capacidad de sumar a todas las fuerzas sumables para estar en condiciones de ganar, por lo que la definición del candidato morenista, Rubén Rocha, fue tomada, también, con criterios nacionales y no locales, pues para el gobierno federal queda claro que los poderes locales de hecho han impregnado –en mayor o menor medida— a todos los partidos políticos sin distinciones ideológicas y que persiguen sólo sus propios intereses.
Si bien, los poderes locales fueron sometidos por los nacionales en la definición de los candidatos a la gubernatura de Sinaloa, éstos irán con todo por la presidencia municipal de Culiacán, que es la segunda posición más importante en juego después de la gubernatura, no sólo por su importancia económica y el asiento de los poderes, sino que es clave para ganar la elección estatal, ya que representa cerca de un tercio del padrón electoral del estado (681, 372 electores de 2’135,258 empadronados) y de la votación emitida en el 2018 (388,294 de 1’273 mil votos).
Así, a través de la alianza PRI-PAN-PRD lanzaron a su mejor carta para la presidencia de Culiacán. Faustino Hernández Álvarez proviene de la clase media del sector agropecuario, cuyas demandas se han tomado como punta de lanza contra la 4T en el norte del país. Ha sido presidente de la Unión Ganadera Regional de Sinaloa, de la Asociación Estatal de Módulos de Riego y dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias. Su liderazgo es influyente en la zona rural del sur de Culiacán, Cosalá y Elota y se le considera un cacique es la región del rio San Lorenzo. Tiene un estilo personal campirano y una formación tradicional. Posee un título universitario en agronomía por la UAS, experiencia administrativa en el ayuntamiento de Culiacán y credenciales políticas como regidor y diputado local. Aunque su grupo parlamentario ha presentado 120 iniciativas y en conjunto él ha participado en 5, en lo individual no ha presentado ninguna. Faustino es considerado como uno de los más destacados representantes de los poderes reales de la región y de los mejor posicionados en la clase política, vinculado al gobernador Quirino Ordaz y el ex gobernador Juan Millán.
VARGAS SERÍA UN “AUTOGOL” DE MORENA
Y para evitar riesgos de una eventual derrota del PRI-PAN-PRD en Culiacán, las mismas fuerzas locales han estado tratando de imponer a Gerardo Vargas Landeros como candidato a la presidencia municipal de Culiacán por Morena. Gerardo es otro de sus más destacados y habilidoso operadores, de tal forma que si no ganaran con Faustino, ganarían con Gerardo. Sin embargo, Vargas milita en el grupo político el ex gobernador Malova, que controla el norte del estado, al que la ya le dieron, por la alianza PRI-PAN-PRD, la candidatura a la presidencia municipal de Ahome, a través de Marco Antonio Osuna Moreno y el tercer distrito local a través de Bernardino Antelo Esper, por lo que, ante las evidencias de que el grupo de trébol de Gerardo Vargas va con el PRI en el norte, contra Morena, resulta poco probable que Morena le ceda el espacio en Culiacán. Sería un autogol.
Morena, por su parte, debe buscar a su mejor carta para mantener el control de la capital, ahora en manos de Jesús Estrada Ferreiro, quien no obstante haber realizado un buen trabajo en las colonias, sale muy bajo en las encuestas de opinión, probablemente debido a su desafortunada relación con los medios de comunicación.
Aunque la convocatoria cerró con la solicitud de registro de 12 aspirantes: Graciela Domínguez Nava, Merary Villegas Sánchez, Yadira Marcos Santiago, Sandra Martos Lara, Oscar Loza Ochoa, Abel Ramírez, Gerardo Vargas Landeros, Jesús Estrada Ferreiro, Pedro Villegas Lobo, Alonso Ramírez Reyes, Marco Antonio García Espinoza y Luis Antonio Medina Morales, para tener el referente de la intención de voto a su favor, éste no es el único factor a tomarse en cuenta en la definición de la candidatura, porque, de ser así, se correría el riesgo de que los costales de dinero gastados para pagar y publicar encuestas favorables, terminen definiendo la “compra” de la presidencia municipal por personajes vinculados a la delincuencia y con abundantes historiales de corrupción, contrarios los propósitos y las aspiraciones de la 4T.
Así que la trayectoria y desempeño, la congruencia y la honestidad y el nivel de compromiso con el proyecto transformador del presidente AMLO, deberán jugar un papel relevante en la definición y, en el caso particular de Culiacán, el contexto local y el perfil del adversario para evitar que el candidato o candidata vaya a dar a las patas de los caballos de Faustino y los poderes que representa.
Y en este esquema, las mujeres parecen llevar la ventaja entre los aspirantes y aunque no se descarta una sorpresa, la decisión parece girar en torno a tres mujeres: Graciela Domínguez, Merary Villegas y Angélica Díaz (esta última en candidatura común propuesta por el PT).
INTELIGENCIA Y SAGACIDAD, CARISMA Y HONESTIDAD O ESTRUCTURA ELECTORAL
Graciela Domínguez Nava es socióloga por la UAS. Ha sido activista estudiantil y gestora social. Fue diputada local por el PRD y hoy por Morena es la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, donde ha tenido que lidiar no sólo con la oposición del PRI, PAN, PRD Y PAS, sino con sus propios aliados (PT y PES) y compañeros de bancada que militan en diferentes tribus. Se le puede definir como una mujer inteligente, dura y sagaz, poco carismática y un tanto verticalista –más bien autocrática— pero hábil para la negociación y la operación política, con capacidad para ponerse “al tú por tú” con cualquiera en la discusión política y de lograr acuerdos. Conoce a Faustino Hernández, pues ha sido su compañero de cámara durante más de dos años. Graciela ha presentado 48 iniciativas en conjunto y ninguna y en lo individual. Las dos veces que ha sido diputada (primero por el PRD en la LVIII y ahora por Morena en la LXIII legislatura) ha llegado por la vía de la representación proporcional, es decir, no ha ganado por ningún distrito. Al interior de Morena es uno de cuadros más destacados del grupo de los “neomorenistas” que encabeza el senador Rubén Rocha Moya, candidato a la gubernatura.
Merary Villegas Sánchez, es enfermera, de 33 años, diputada local del 2015 al 2018 y diputada federal por el séptimo distrito de Sinaloa a partir del 2018. Activista juvenil en el sector popular promotora en iniciativas para la protección de los más desprotegidos, de seguridad pública, y de género, como la reciente de sanción a los gobernadores que no cumplan con la alerta por la violencia de género. Merary es carismática y de buen trato con la gente. La distingue su honestidad y transparencia, aunadas al rechazo contundente a las negociaciones oscuras, lo que le ayudó para ganar su diputación por tierra (además de la figura de AMLO). Su experiencia como legisladora federal le ha permitido conocer a fondo los complicados problemas que enfrentan los ayuntamientos del país y particularmente de Sinaloa. Tiene sus propios vínculos en el contexto político nacional, incluyendo su amistad con Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, que fue su compañero de fracción en la cámara de diputados y aunque proyecta cierto aire de fragilidad, es de convicciones firmes, y cree que la violencia y las armas no son la mejor alternativa para lograr la seguridad en Culiacán. Al interior de Morena, participa en el grupo de los fundadores al lado del Químico Benítez, Yadira Marcos y Victoria Sánchez, entre otros.
Angélica Díaz Quiñónez es contadora por la UAS. Diputada local por el PAS en la LXII y LXIII legislaturas. Es una de las legisladoras más prolíficas con 316 iniciativas presentadas con el respaldo del Partido Sinaloense. Su posición se la debe a la estructura y organización lograda por su esposo Héctor Melesio Cuen, líder del PAS, quien afirma que ese es el partido local que más estructura tiene a nivel nacional. Sin embargo, su férreo control de la UAS y la integración simbiótica de la universidad con el partido le ha generado una dura crítica que hoy dificulta su alianza con Morena, además de haber despertado el interés del gobierno federal en el manejo financiero de la institución educativa. La fuerza de Angélica para ganar la presidencia de Culiacán radica en la estructura del PAS, sin embargo, un sector morenista se opone públicamente la alianza con ese partido, por lo que ha sido llamada a contender por la alcaldía de la capital sinaloense bajo las siglas del PT en candidatura común con Morena.
Morena tendrá que valorar esta semana quién es su mejor carta frente a un personaje tozudo, duro, audaz, hábil para las relaciones de poder y hasta cierto punto poderoso, fiel representante de los poderes tradicionales y del poder económico en Culiacán. ¿Una Graciela Domínguez más dura y hábil que el propio Faustino, con poco carisma y sin haber ganado una elección por tierra, pero muy cercana al candidato a gobernador neomorenista, Rubén Rocha y muy bien apropiada del discurso de la 4T? ¿Una Merary Villegas carismática, honesta y transparente, que sí ha ganado elecciones por tierra, que conoce los problemas de Culiacán y tiene los contactos para conseguir recursos federales, vinculada al grupo de los morenistas fundadores, que no cree en la violencia como vía para lograr la seguridad en Culiacán? ¿O una Angélica Díaz, prolífica legisladora y con el respaldo de la más elaborada estructura electoral del PAS y del PT –que en la elección de 2018 obtuvieron 24,503 y 14,580 votos en Culiacán, respectivamente, lo que sumaría cerca de 40 mil votos a los 149,426 que logró Morena—? La apuesta de Angélica es que por el PT le sumaría más votos a Morena sin restar los que rechazan al PAS.
¿Inteligencia y sagacidad; carisma y honestidad o experiencia y estructura electoral? Cuál es la fórmula más efectiva de Morena para lograr el voto del electorado frente al más fiel representante de los poderes reales, políticos y económicos tradicionales, unidos en la alianza PRI-PAN-PRD?
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