Un transmisor satelital, un Pelícano café, una historia en el mar por descubrir y …contar
Me quedo con mi historia y con la posibilidad de que el ficticio “pescador” salga a flote para que nos diga qué fue lo que paso
El francés Manuel Grosselet me envió el mapa que aparece en la presente entrega, de esto hace ya un mes. “No me había fijado” fue lo que escribió. Ese mapa aparentemente nos indicaba la posición geográfica de un Pelícano Café al que se le colocó, el 30 de octubre de 2019, el Transmisor Satelital (TS) 192748, un anillo plástico (A3S), y otro anillo metálico TDAUU00304. Todo esto fue en la Bahía de Ohuira, Topolobampo, Ahome, en el marco de un proyecto de investigación sobre aves de GPO Gas y Petroquimíca de Occidente.
Consideramos las señales que emitió desde el 30 de octubre de 2019 hasta el 7 de mayo de 2020, para realizar un reporte. En esos 158 días voló un poco más de 10,599 kilómetros, un promedio de 66.82 kilómetros diarios, el equivalente a 1.5 maratones diarios. Nada mal.
Los datos nos indican que no fue mucho lo que se movió. Utilizó principalmente las islas Bledos, y Bleditos en la bahía de Ohuira. Bledos fue su isla favorita porque era su sitio de descanso y alimentación. Se dio tiempo para volar al sur hasta la Bahía de Santa María-La Reforma a visitar otra colonia de pelícanos. Al norte se adentró un poco a Sonora. Inclusive una noche voló a la isla Farallón. Llamó la atención el uso de una pequeña isla arenosa (sin nombre) casi a la entrada del sistema lagunar Bahía de Santa María-Topolobampo-Ohuira, que se originó por el dragado en la zona.
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El mismo mapa del francés Grosselett fue enviado a una persona que trabaja en el laboratorio en donde lo fabricaron. “Oficialmente el pelícano murió el 10 de diciembre de 2020”. Se “determinó que murió en esa fecha porque el TS emitió datos fuera de lo normal. Se pudieron observar cambios en el patrón de acelerómetro, la recepción del GPS y especialmente de la temperatura a partir de esa fecha, además de que ya no voló”. Difícil que lo hiciera: estaba muerto.
Lo que sigue es el “misterio” comentó, nuestro informante. Pues continuó flotando por 11 meses más. Lo que sigue en la lectura es de mi ronco pecho y de la información del contacto. El ave murió todita y por muy grande que sea un pelícano no duran mucho sus huesos y su cuerpo, especialmente en mares tropicales, pues lo salado y las temperaturas, el golpeteo de las olas, los depredadores, y un sinfín de factores contribuyen a una pronta desintegración. Yo pienso que algún marino vio el anillo de plástico en una isla, es más me gusta la isla arenosa “sin nombre” puesto que se encuentra casi a la salida de la Bahía de Topolobampo y tiene muy poca vegetación. Nuestro ficticio pescador, se bajó de la panga porque observó algo fuera de lo común en un pelícano muerto, algo amarillo (color del anillo). Agarró el cadáver en descomposición, le fracturó la pata para quitarle el anillo plástico pues es llamativo, grande y se puede usar hasta como llavero, yo traigo uno. Para su sorpresa, también encontró el transmisor satelital. Lo guardó en su pantalón y se lo llevó a su casa o al barco en el que andaba.
A los días el pescador y su nuevo juguete inician un periplo increíble. Las señales nos indican un viaje por el Océano Pacífico que terminó frente a las costas de El Salvador, previo a ello también estuvieron en Honduras. Al ver el mapa del recorrido busqué las coordenadas geográficas de las Islas Marías, Clarión y Clipperton para ver si habían llegado a ellas. Me acordé del libro “Pájaro Bobo” (no me acuerdo del autor, qué raro). No visitó la Isla Clarión pero le dio la vuelta a la Isla Clipperton, antes de enfilar a Centro América y de las Islas Marías ni la alcanzaron a ver en la lejanía.
Algunas de las veces la carga de la batería del transmisor se bajaba, podría ser que lo guardaban y no le pegaba el sol. Luego se volvía a cargar. Esto nos proporcionó datos inconsistentes, pero si se pudo armar el recorrido de este barco de pesca o de lo que “haiga sido”, el cual lo puede ver en el mapa anexo.

No creo que la carcasa del pelícano haya resistido los vaivenes en el océano Pacífico y que el TS haya estado con las celdas solares hacia arriba todo el tiempo como para emitir las señales durante todo este tiempo. O que el TS flotara a la deriva, siguiendo corrientes que la desplazaron desde Topolobampo hasta Centro América.
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Me quedo con mi historia y con la posibilidad de que el ficticio “pescador” salga a flote para que nos diga qué fue lo que paso. Es otro más de los misterios que se tienen que resolver. ¿Qué cuantos kilómetros fueron los que recorrió ese TS? Más de 30 mil, menos de 40 mil. Esa es la respuesta. Lo que sí les puedo decir es que fueron 19,090 las señales que envió al satélite. También puedo decirles que las emitió del 30 de octubre de 2019 al 26 de noviembre de 2021 y ese día la última fue a las 07:14 horas de Sinaloa. 329 días emitiendo señales. Nada mal para un Transmisor Satelital Viajero.
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